Manjar
Sabor eterno del manjar de risas florece claro por el horizonte blanco.
Que no termina hundido en la clásica tentación, de la que no es debido porque sí entrar, de la que nunca será sana de vivir.
Y, por eso, el refugio de sanación tiene que estar presente.
El amor que flota en tu mirada encontrada con la mía y todo fluye.
Siento un "no se qué" que me enloquece. Y recuerdo la locura que es tu amarte. La realidad es buena de vivir cuando de vos se trata.
Teniendo clara la falta que me haces,
sabiendo muy bien lo mucho que te extraño.
Maravillosos son los días que te veo. Cuando mis ojos conectan con los tuyos y mi boca con tu piel. Y ese manjar, eterno y sabroso, vuelve a mi majestuosa risa, como si nada.
Mi amor, ¡eres puro! Y más que eso, cuidadoso. Dejando a la obsesión de lado, perteneces a mi cariño. Porque la obsesión es mala, pero tú eres bueno. Pues no iría contigo, pues son opuestos.
Te quiero, sin remedio y sanamente, cada día, porque activas el manjar que endulza mis mañanas, que envanece mi sistema nervioso en la noche, que enaltece madrugadas.
Sin más ni menos, me sonríes y yo muero.
Muero de amor, muero de risa,
muero de mi triste y anterior vida, renazco en un nuevo ser.
Nueva vida que me trae consigo un amor tan lindo.
Te quiero a mi lado y mi lado te quiere.
¡No te alejes ni un segundo de mi mente empedernida!
Mantiene este sabor eterno de manjar de risas floreciendo claro por el horizonte blanco.
Buenardo
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